El 5 de septiembre, recibía la peor noticia, como, amigo, compadre, compañero jefe: fallecía luego de una corta y brutal enfermedad, Pedro José Mozzati, afectado por el virus que está causando estragos a nivel mundial.
Hablar de Pedro es remontar a casi 30 años de amistad, cuando comenzamos a transitar el camino de cirugía como residentes en el Hospital Ángel C. Padilla, donde sin saber más allá de la practicas y la capacitación, lo que el tiempo depararía, de manera tal que por la amistad y compañerismo, acepto ser el padrino de mi hija mayor. Compartimos la pasión por la pesca y la caza que junto a su familia, la practicaban desde siempre con el respeto que le profesaban a la naturaleza. Contar las vivencias del hospital implicaría miles de historias compartidas, con los otros residentes, compañeros de la salud, pacientes, donde fue dejando su huella como persona de bien, que se preocupaba mucho por el bienestar de los mismos. En esas historias donde se forman los profesionales, para el desarrollo futuro como cirujano, Pedro lo hacía con la responsabilidad y compromiso de saber qué es lo que quería, es así que se decidió por su especialidad la coloproctologia la cual desarrollo a través de su carrera con sapiencia y habilidad. Fue esa época que marco nuestra amistad que perduro a través del tiempo, de tal manera que en los lugares que trabajamos, estábamos juntos, como todo médicos recién recibidos hacíamos guardia, en todo los lugares posibles procurando ayudarnos y seguir capacitándonos, así pasamos por el Sanatorio Rivadavia, policlínico Ferroviario, luego sanatorio Sarmiento, retirándose el de los efectores públicos. Pasaron años de trabajar juntos hasta tener la oportunidad de traerlo a trabajar conmigo en La Dirección de Emergencias Sanitarias del SIPROSA, como médico asistencial en las ambulancias, retomando en el tiempo que lo permitía, la vieja pasión por la actividades al aire libre.
También tuvo un paso por la docencia, enseñando en el instituto Simón Bolívar donde también dejó su huella, como educador y hombría de bien.
En el transcurrir de su vida , tuvo la posibilidad de formar una familia sólida que lo acompaño hasta el final dejando en ellos marcada las enseñanzas para continuar su legado en el tiempo. Son ellos Claudia, Enzo y Martina quienes continuaran y perpetuaran su memoria, aplicando la honradez de cada acto, en sus acciones diarias, quedan con un legado del cual todo hijo debe enorgullecerse.
En la Dirección de Emergencias se desempeñó desde el año 2008. Amaba su trabajo en la ambulancia, pero por razones de salud, comenzó una tarea administrativa que cumplía con la misma dedicación. Siempre deseó volver a la calle, a la acción, pero su corazón no se lo permitía. En marzo cuando tuvo que tomar licencia obligatoria por la pandemia, pidió seguir trabajando desde su casa, y fue allí donde el maldito coronavirus lo encontró y encontró a su familia.
Es nuestro primer caído, de la Dirección de Emergencias. Dios quiera que sea el único…. todo lo vivido en ese tiempo, ha sido una sucesión de hechos que nos marcan para siempre. Pedro, lo entendió así y su accionar fue el espíritu que movió el sentir de la Dirección, esta es más que un edificio, mucho más que ambulancias, radios, etc… l
Pedro. Hoy te adelantaste en la partida de estos terrenales sitios. Vuela alto, amigo, compañero, que nosotros tendremos por tarea preparar el encuentro, y, solo pedir a Dios, que de éstos que quedan y que tanto queremos, no se vaya ni uno más.
Descansa en paz, amigo, compañero, compadre, fuiste un luchador, y tu recuerdo estará siempre en cada rincón de cada uno de los que te conocimos